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Un fenómeno que vino acompañado de la pandemia es el incremento de consultas sobre tratamientos ambulatorios en rostro
Sin dudas este nuevo contexto de pandemia nos impulsó a realizar cambios en todos los aspectos de nuestra vida diaria. Tuvimos que adaptarnos e implementar nuevas formas de trabajar, de relacionarnos con nuestros seres queridos, y hasta una logística especial dentro de nuestros hogares.
La Cirugía Plástica no estuvo exenta a estos cambios. Un fenómeno que vino acompañado de la pandemia es el incremento de consultas sobre tratamientos ambulatorios en rostro. Las nuevas modalidades de reuniones laborales online, videollamadas y el uso de barbijo hicieron que las personas presten más atención a rostro y en especial a su mirada. Pasamos más tiempo evaluando nuestros rasgos faciales.
Los tratamientos más demandados son la colocación de toxina botulínica en entrecejo, frente y patas de gallo, la corrección de ojeras con ácido hialurónico, la rinomodelación, la elevación de cola de cejas con hilos tensores, entre otros. El uso de barbijos colabora en ocultar cualquier retoque que se realice en cara mientras se encuentra en proceso de recuperación.
Por otra parte, el uso de barbijos disparó la consulta sobre otoplastia o cirugía de orejas. El uso obligatorio de ellos es indispensable como media de seguridad. Sin embargo, hace más evidente el defecto en las orejas que naturalmente se encuentran despegadas de la cabeza. La Otoplastia es una cirugía menor, de rápida recuperación y con un post operatorio sencillo.
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