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Cuando sale del trabajo cansado y con hambre, es probable que se le haya ocurrido pasar por el supermercado para completar la cena, sin embargo, puede ocurrir que salga con un paquete de galletas en vez de lechuga para la ensalada. De acuerdo con una investigación publicada en la revista NeuroImage, en una sociedad expuesta a alimentos en todas partes, desde las máquinas en la oficina hasta la publicidad y el súper, evitar el consumo en exceso es un desafío. Los especialistas aseguran que es imperativo aprender a elegir bien qué comprar y aprovechar la oferta de productos de calidad. ¿Cómo asegurarse de que aquellas comidas que van en el carrito de compras son realmente la mejor opción?
Sandro Gómez Maquet, especialista en Nutrición de la Clínica de la Unam de México, aconseja consumir alimentos naturales que no han tenido procesos químicos. “En la nutrición no hay misterios. Diferentes sociedades científicas relacionadas con el tema evitan los alimentos ultraprocesados, aquellos que pueden tener conservantes, preservantes y están expuestos a procedimientos químicos que pueden alterar la salud. La preocupación actual sobre estos alimentos es su relación con el sobrepeso, la obesidad y todas las enfermedades crónicas no transmisibles como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes”.
Por esta misma razón, Aileth Ninska de la Hoz Escorcia, nutricionista dietista y MSC en Nutrición Clínica y Deportiva, recomienda “adoptar una nutrición funcional, que además de saciar el hambre, garantice la ingesta de productos que mejoran la salud”. Entre ellos se encuentran la avena en hojuelas, conocida por disminuir el colesterol; los frutos secos, semillas y cereales naturales, ricos en proteína y antioxidantes.
Compras conscientes
De la Hoz propone “iniciar la compra por los productos no perecederos y dejar para el final los refrigerados y congelados”. Así, lo primero, sería seleccionar los alimentos tipo almidón o carbohidratos que, según la especialista, son la base de la dieta local, y optar por aquellos no empacados, pues los otros generalmente tienen algún componente de conservación artificial.
Seguir entonces con la sección de frutas y verduras, favoreciendo en la adquisición aquellas que estén en su estado natural. El consejo es comprar las porciones que serán consumidas en el lapso de una semana, lo que garantiza su frescura, o adquirir las que tengan cáscaras gruesas que les permitan conservarse por más tiempo.
En la sección de productos fríos o cárnicos, lo ideal es comprar los cortes de carne, pollo o cerdo que no tengan grasa y evitar el consumo de embutidos o carnes frías, alimentos cuya presencia de conservantes, sodio y grasas los hacen nocivos. Por su parte, si las personas consumen lácteos, pueden elegir mejor los que son frescos como la leche en bolsa antes que la procesada o de larga duración.
Se recomienda, además, incluir huevos y algún pescado en las compras para contribuir a la salud cardiovascular; y en cuanto al uso de aceites, preferir los que sean ‘puros’ o no mezclados con otros, optando por el de oliva o soya. Acerca de la mantequilla o la margarina, como lo explica Sandro Gómez, “no es lo que se coma, sino cuánto se come. La promesa de la margarina, por su origen vegetal, es que no tiene grasas saturadas, pero para que quede sólida, la tienen que hidrogenar y eso la satura y la vuelve una grasa trans, por eso no hay problema en preferir la mantequilla”.
Sobre condimentos como el azúcar, la nutricionista aconseja “evitar el uso de edulcorantes artificiales que pueden generar problemas en la microbiota intestinal y usar, en cambio, panela, miel o azúcar morena en cantidades moderadas”.
Es mejor sustituir alimentos artificiales como las salsas y snacks procesados por preparaciones caseras, además de comprar local, es decir, adquirir alimentos que sean de la zona geográfica donde se habita, una acción que además de favorecer a los comerciantes que siembran, producen y venden los alimentos, garantiza su frescura y una mejor nutrición.
Leer las etiquetas
La nutricionista Aileth Ninska de la Hoz Escorcia afirma que “es mejor evitar productos enlatados y empaquetados, pero si deciden consumirlos, hay que fijarse en que no tengan grandes cantidades de azúcar, sal o conservantes”. Asegúrese de que:
- El contenido de grasa saturada sea lo más cercano a cero posible.
- La cantidad de azúcar esté por debajo de los 7 a 5 gramos.
- El sodio no supere los 6 gramos por porción.
- Prefiera los carbohidratos con más de 3 gramos de fibra
Tomado de: www.eldiariocolombiano.com
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